31.12.09

2009

Hay años que uno comienza mojado, esponjoso, con el agua chorreando por las rendijas y los termina agrietado con el gesto encogido. Pero este año que empezó con la sonrisa congelada, acaba con la cabeza a pájaros y el corazón palpitante, y un sin fin de palabras en la memoria: palabras impresas, crisis, ¿what crisis? - plan E, trajes corruptos, esqueletos que crujen, políticos en línea, canciones para abrigar el corazón, encuentros inesperados, palabras en voz alta, besos en los rincones, sostenibilidad, mentiras a la sombra de las palmeras, cerebros inundados, el azar a borbotones, y el deseo en gotas deslizándose por las hojas del naranjo.

feliz año, queridos

chin, chin...

buenas noches y buena suerte


Y para celebrarlo ...





Passion en el disco Cinema de Rodrigo Leao.

24.12.09

Tropiezo con los dientes de las escaleras mecánicas y casi me estampo con el rincón del gourmet con dos jamones Joselito y un cortajamones me extirpa de cuajo el michelín. Varios días de tiendas, y tengo la cantinela de villancicos de cuerpo presente en mil últimos sueños. Ofertas y ventas especiales de Navidad. Nuestros bazares están repletos de wis, juegos imposibles, artilugios electrónicos, alimentos varios para comilonas hasta atragantarse dentro de la cueva, al calorcito de la hoguera. Paseo bajo luminosas alfombras voladoras y recuerdo al viejo Sócrates paseando por el mercado de Atenas, contemplaba los bazares repletos decía: ¡Qué rico soy, cuántas cosas hay que yo no preciso!

19.12.09


Helada mañana de sábado.

desatinos

Hay semanas que una espera detrás de la puerta abrazada a misombra, temiendo que el vello se erice del revés y acabé perforando los capilares, que esas mariposillas en el estómago -propias, dicen, del enamorado- se se lancen a recorrer mundo y se instalen en el cerebro, o que postulas sanguinolentas crezcan en manos y espalda. Sin embargo suceden presusoras, en ritmo monocorde, sin sustos; comienzan como la nieve del martes fría y compacta pero que un airecillo cálido deshace hilillos de agua.

12.12.09

gorilas en la niebla

No sé si ha pasado fin de año o el fiestorrón del jueves fue solo un aviso, y estoy en la nueva década o todavía no he llegado ni al sorteo de Navidad. MiLanzarote prohibió la celebración estudiantil pero, querido, no se pueden poner puertas al campo..., y ni los municipales, ni la niebla amilanaron a las manadas dispuestas en la plazas y calles de charricity. Entre el empacho de gominolas de la nochevieja, la resaca y la niebla estoy un tanto perdida. Miento, gracias al paseo vespertino de esta tarde de olor de invierno y aire marcial, las cataratas de luciérnagas colgantes de la Gran Vía, y los árboles forrados de lucecitas de la plaza de España, y las campanitas suspendidas sobre nuestras cabezas en las calles del centro han terminado por situarme: Navidad.

Allá en el sur, al sol, la Navidad es azulada, huele a mar y arrastra las piedras hasta la orilla, clama en un desierto de lava: Merry Christmas, y tumbada sobre la arena sacia los oídos con rumores de palmeras. Y despista, todo eso también despista mucho. Casi tanto como a MiLanzarote la nochevieja de los treinta mil gorilas en la niebla dispuestos a convertir su ciudad en "el Chicago de los años veinte".

6.12.09

al sol





en blanco y negro: casitas blancas, ventanas azules y verdes, balcones de madera, matorrales raquíticos, arenas negras, piedras de lava, viejos cráteres, olas de invierno y esqueletos al sol.

25.11.09

¿blanco o negro?

Al fin he logrado sentarme delante del portátil casero más de media hora, sin prisas, con toda la tarde y la noche por delante. Contenta por haber atizado unas cuantas patadas a las hojas desparramadas por las aceras -pasatiempo otoñal favorito que entretiene mis idas y venidas diarias-.

El azar televisivo me alegra la tarde del sábado con Gilda. Tumbada en el sofá sin parpadear, trato de grabar en la memoria un sinfín de diálogos sin desperdicio: "La odiaba tanto que no podía quitármela del pensamiento. Estaba en el aire que respiraba, en la comida que tomaba" nos confiesa Johnny Farrell, "Te odio de tal modo que buscaría mi perdición para destruirte conmigo" le larga Gilda a Johnny.

Espero impaciente que Miss Rita cante sus hits. De blanco con la barriguita al aire, el siempe nostálgico Amado mío con un bailecito sin desperdicio. De satén negro y escote palabra de honor luciendo hombros y medio brazo -eso sí siempre con larguísima abertura para exhibir piernas de infarto- el escandaloso Put the blame on mame con el streptease del guante. Esa imagen de Gilda con los brazos en cruz, lazada enorme ajustada en la citura y guantes largos merece un lugar en "Las lágrimas de Eros" -la
exposición del Thyssen que recorre los mitos eróticos basándose en el libro de Bataille-. ¡Qué sexy, por dios! Y han pasado más de sesenta añitos. Lo peor, no sé por cuál decidirme: ¿blanco o negro?

15.11.09

volando voy

Pasan de las doce y media. Es viernes pero apenas circulan coches, los peatones caminan deprisa. El viento sopla con fuerza en la avenida y las hojas de las catalpas se arremolinan en el chaflán de la esquina. Parece que han abierto las puertas y el ventarrón de la llanura se cuela sin avisar. Las hojas de arces y plátanos se agitan y ondean entre las banderas de plaza de España.

Este césped raquítico y cursi de los jardines de Torres Villarroel se ha cubierto de hojas tostadas y amarillentas de los castaños de indias y las catalpas. Un ráfaga las mece, se revuelven en su lecho y caen dormidas. Otra las zarandea a un lado y otro, y varias despistadas acaban debajo de un BMW blanco. Vuelve otro airón nocturno, húmedo torbellino, una nube de catalpas corre sin mirar atrás, los cielos luminosos de las farolas las esperan. Me gusta este otoño ventoso.

6.11.09

¿dónde habita el olvido?

Chocamos al doblar la esquina. Yo voy deprisa con paso de frío y voz encogida, revolviendo en el bolso en busca del móvil que no paraba de sonar. Él también iba deprisa con un paraguas negro tamaño familiar. Enseguida me reconoce. "Hola. Caramba, qué casualidad. ¿Qué es de tu vida? Tantos años sin vernos, ni que viviésemos en ciudades diferentes. ¿Dónde te metes? No te veo por ningún lado. No me digas que no sales. No me lo creo. Ya, ya te tenía yo ganas de pillarte...", dice también deprisa, mientras me observa sin pestañear de los zapatos a las arruguillas de la frente, hasta llegar al fondo de las entretelas. Casi ni puedo respirar después del chaparrón verbal. "Y eso que esto es pequeño..." contesto con mi mejor sonrisa de tarde de ya es jueves a pesar de la lluvia, siento los rayos gamma de sus ojazos azules que me traspasan. Ahora suena su móvil. "Perdona. Es un momento", dice. Aprovecho para largarme con un adiós en la mano. En realidad lo conozco pero no sé de qué, ni cómo, ni cuándo. No nos hemos olvidado.

3.11.09

"porque el tiempo duele al pasar. Si pudiera decirte que eras tú: eres tú todavía: tu rostro mirándome sin entender. Si pudiera decirte todo cuanto escondía. Yo sin dejar que mis dedos fuesen delicados y atravesasen el aire para tocar las líneas de tu rostro: la piel del rostro que te contiene. Yo, culpable. Tú, delicada, mirándome sin entender. Yo: tú. Si pudiera contarte toda la pena que escondía, y la ternura, la lástima. Si pudiera contarte que en todo: en nostros: el tiempo."

Cementerio de pianos. José Luís Peixoto.

25.10.09

improvisaciones

Salgo de casa, aprieto el paso y llego a la Casa de las Conchas antes de que cierre la biblioteca. En el patio, veinte figuras de gris declaman sus frases en las ajadas escaleras de piedra: "Lo esencial es invisible a los ojos", recita en un suspiro azul la joven rubia. "Morgen mit exstrperwell zussmanewl eichmerthberg", proclama el muchacho de ojillos curiosos y calcetines arco iris.

Entre el público una retahíla de jóvenes americanos observan asombrados. Subimos al primer piso, las figuras grises ejecutan su performance en lento viaje, y nosotros tras ellos como persiguiendo el deseo que se nos escapa: una mano en el aire, un hombro que vibra, una rodilla resbala, un pie suspira, la otra mano suplica, la cintura se quiebra, una espalda que vuelve, los ojos ausentes, los muslos invisibles, las cabezas inmóviles. Los flautistas les conducen y nos llevan, el baile del fin del verano. En la puerta del fondo, la mujer de pelo rojo revela: "Yo, entretanto, tejía mi gran tela en las horas del día y volvía a destejerla de noche a la luz de las hachas." y nos invita a entrar en la gran casa de piedra. Los actores esparcen el gris por la sala de lectura frente a las estanterías, encima de la mesa. La muchacha del pelo azabache canta una nana en euskera, una walkiria de ojos azul polar recita en alemán de nieve y una francesa de piel transparente musita a la luz. Papel y bolígrafos caen sobre la mesa, frases para el público. El hombre de voz del fondo de la tierra me deja un papelillo en el bolsillo: "Tu presencia en mi ausencia".Joder!, las dos y media, la pequeña donnadieu me espera en las escaleras de la "ponti" con su gran novedad.

-Menudas horas, so pelma! Al fin, dejo la metrópoli. Me voy para la costa.

Un rastro de sol se cuela entre los nubarrones, tropieza con las cúpulas de la Clerecía, rebota en la concha ausente y se desliza calle abajo. Está tan lejos la costa.

18.10.09

sábado noche

Medianoche. Brisa de escarcha sobre mi 'Beirut' y el escuálido rosal de mi balcón. Me instalo en la ventana al acecho de las idas y venidas de los ratoncillos noctámbulos.

El vecino del bloque de la esquina sale a fumar al balcón. También observa 'Beirut'. Ni un alma.

Alguien sube, las planchas metálicas que guardan las trincheras rechinan a saltitos. Una adolescente que vuelve a casa.

Los ratoncillos siguen sin aparecer. Es sábado, hay fiestón en las alcantarillas. Misspiernas lleva varios días sin asomarse. La 'reina cotilla' suspira y cierra la edición.

14.10.09

charribosnia

Ratas! Ahora las ratas pasean a sus anchas entre las vallas, los montículos de tierra y las llaves de paso. Estas últimas noches apacibles de otoño, las ratas surgen como suspiro de las zanjas, corren que se las pelan, corretean entre los pies y vuelven a sus guaridas de alcantarilla. Esto ya parecen Orán, o las calles de NYC en verano. Subo armando un escándalo del trece con la vana ilusión de que no asome el hocico.

8.10.09

charribosnia

De pie frente a la ventana con las manos apoyadas en el alfeizar de la ventana, miro la calle. Es de noche, la luna menguante parpadea entre los nubarrones. Las obras han levantado las calles de cuajo. Una carnicería, el abre y cierra zanjas de los últimos meses -ocho veces!-. Sin farolas, sin aceras, montones de barro, vallas metálicas que aislan la acera derecha de la acera izquierda, máquinas, tubos de politileno, sumideros, válvulas de paso, y el silencio. Una voz interior me dice que tiene su gracia: dos meses sin coches, ni tan siquiera el camión que recogía la basura y apenas caminantes. Los peatones evitan bajar por este campo de batalla, con sus trincheras de nunca acabar, sus tropas que lustran con calma la artillería pesada, y en el que tan sólo faltan los gemidos y blasfemias de los moribundos, de los heridos, aunque, tal vez, ya tengamos alguna baja en esta charribosnia del plan E.
La vecina del cuartel apaga la luz.
Me siento ante el ordenador con el propósito de escribir una carta. Mis dedos me traicionan: "Toda una vida para abrir una zanja", parpadea en la pantalla.

27.9.09

espías y barajas nocturnas

A las 2:03 no podía seguir leyendo las aventuras del retorcido personaje de Auster en el lejano oeste. Cerré el libro, apagué la luz y eché el cierre.
Despierto sudorosa y dispuesta a madrugar, a dejar en la almohada el tropel de sueños de esta noche, tercos y olvidados. Miro el reloj, tan sólo ha pasado una hora, son las 3:14 , todavía queda sitio para unos cuántos sueñecitos. Silencio. La luz de la farola me deja ver la silueta de la mujer del cuadro de Hooper. Lee al borde de la cama en una habitación de hotel. Sola. Recuerdo el anuncio en la web no sé qué: "Espía a tu vecinita sin que te vea. Ningún muro podrá frenar tus fantasías. Convierte tu móvil en una cámara espía." Tal vez los vecinos de enfrente se lo están pasando como enanos viéndome dar una vuelta, otra, otra más, decúbito supino, de lado. Me levanto medio mareada y por ver si hay moros en la costa. Nada, los vecinos cerrados a cal y canto tras las persianas. Sin resquicios de luz entre las rendijas. Ni un alma. Los obreros han abierto de nuevo la zanja de la obra de mi calle inexistente, y van... seis. Misspiernas duerme sin bajar la persiana como yo. Tampoco hay luz. Con cámara de andar por casa y espiando desde la terraza familiar un abuelito se hace famoso con la obra de El Corte Inglés. —Es lo que tiene la noche, la toma una con algo y se alarga ad infinitum, por lo menos hasta que agarra las neuronas por los cuernos y decide poner orden en el gallinero.—

Recurro a Cortázar. Abro Octaedro al azar en busca de alguna señal:
"Más tarde -la noche giraba despaciosa con su cielo hirviente de estrellas-, otras barajas se mezclaron en el interminable solitario del insomnio. La mañana traería las llamadas telefónicas, los diarios, el escándalo..."

Clarea por el este. Lejos, muy lejos. Recordar el concierto de Ara Malikian de anoche todavía me estremece. Son las 7:55, una jauría de pájaros ha comenzado a gorjear.

21.9.09

el rastro

A la una, el sol caldeaba con salero el aire madrugador. En el rastro, los puestos reventaban de mirones y taimados, sobre todo los de bolsos y camisas de falsos Prada, Gucci o Ralph Lauren, poco interés por las plantas y nada por la quincallería del fondo.

Mi puesto favorito es uno de ropa de segunda mano, especializado en chaquetas, pantalones y abrigos de piel. Me encanta ponerme esas chaquetas usadas por quién sabe en algún lugar del mundo, gastadas de tiempo, con alguna rozadura, cicatriz de un descuido al apoyarse en la balaustrada del Pont Neuf o con huellas de carmín recuerdo de un amor perdido. En esos instantes me siento arropada por el calor de unos extraños, una nueva piel con memoria me protege. Casi, casi puedo oler los perfumes de sus dueños. En abril, un chaquetón de piel con bordados de colores escondía en su cuello de cordero melenudo un ligero aroma a lavanda y patchouli, quizás recuerdo de sus días en Woodstock. Esta mañana había varios gorros de visón marrón muy de la bella Lara y un precioso casquete de astracán marrón con mini visera al estilo de las chicas
Courréges de los sesenta. Made in France. Huele a restos de champán y madera. Ya no puedo seguir sin él a pesar de su forro maltrecho. Sé que sus dueñas me protegerán en las noches de destierro helado y mantendrán mi cabeza fría y el corazón caliente.

18.9.09

la música del viernes


Lascia ch’io Pianga

Aria de la Opera Rinaldo. Händel. Incluida en la banda sonora de Anticristo, la última peli de Lars Von Trier con Charlotte Gainsbourbg de prota, que está demoledora. El otro día necesité una dosis de terrazas con soda para recuperarme de la locura del amigo Lars. Desde entonces la cancioncilla ronda por mi cabecita. No he parado de buscarla desde esa noche bergmaniana y, por fin, está la tarde he dado con ella. ¡Alabados sean los dioses!

14.9.09

fin de fiestas

"-Sean sinceros. ¿No les parece estúpida esta celebración de fiesta patria? ¿No les parece que hay mucha risa y mucho escote, mucho alcohol y mucha gomina, mucha organza y crema de Chantilly, mucho jazz y tabaco rubio?"

Yo, yo y yo (Monodiálogos paranoicos). Juan Filloy.

Aquí sustituiríamos el jazz por la musiquilla peliaguda, por lo demás igualito, igualito.

3.9.09

la bombilla

Ya tengo la bombilla de Sebastián. Ha tardado, incluso llegué a pensar que lo había soñado como cuando sueño que he perdido a misombra y al salir a la calle ahí está, sin quitarme ojo. Tras tanto esperar ya no sé qué hacer con ella, si buscarme un enchufe para amante de alto cargo que me monte un pisito; ponerla cual peineta estilo Martirio, aprovecharla como pisapapeles emulando al "pisapapeles príapo" de Man Ray pero en castrati, o donársela a Milanzarote ahora que habrá quedado a oscuras tras la última iluminación regulativa de las callecitas .

También tengo del programa de las charrifiestas 2009, y para que no me lo pierda han colocado el desfile procesional-ofrenda floral a las siete de la tarde. Allí estaré en primera fila, cámara al hombro dispuesta a fotografiar a Milanza uniformado de charro. Como no vaya le planto en el altar, y me voy con Pepiño Blanco que últimamente arrasa -siento ponerme dura Toisa, querido, pero si no este hombre me deja compuesta y sin novio-.

Estoy muy preocupada, voy a tener que dejaros desatendidos niños queridos porque con tal programa petado de acontecimientos que ha preparado Milanza: el concurso hípico, el concurso de petanca, los pasodobles toreros, el torneo de futbol sala, la pelota a mano y el tenis, la concentración de tamborileros, la demostración aérea, Lauren Risueño y el baile de sevillanas, voy a terminar rendidiña. Uy! y aún tendré que buscar un hueco para no perderme a mis queridos Les Enjoliveurs. Tal vez la solución pudiera ser acoplar la bombilla de Sebastián a mi achacoso corazoncito y que me mantenga despierta y lúcida escribiente para contaros los pormenores de todos estos prometedores aconteceres. ¿Será posible, doctor?

27.8.09

ciudades, graffitis y palabras

A las 6:30 suena el despertador en el piso de arriba. Me despierto con esa sensación desasosegante de estar soñando pero no puedo recordar nada. Incluso, tal vez he soñado ese despertador. No, el agua corre en la ducha. Un hilo de luz nocturna me llega a través de las rendijas de las cortinas. Abro la ventana. Hace fresco pero no la cierro. Intento recordar el sueño. Sentir la inquietud del despertar tratando de rescatar las imágenes, las palabras -si las había-. Nada, todos han quedado dormidos. Otro día más que madrugo. No consigo quedarme dormida. A las 7:10 los pájaros durmientes en los tilos del parque comienzan a gorjear desternillados de risa. Amanece por el Este. La arañita se descuelga en picado desde la barra de la cortina. Todo sigue en su sitio.


"2:15 Acabo de tener una de las experiencias más angustiosas de mi relación con el mundo de los sueños: estar convencido de que ya no duermo, pero no poder despertarme... Sé que me despertaría si pudiera moverme y lo intento poniendo toda mi atención, pero no puedo. Estoy seguro de que, si moviese alguno de mis miembros, conseguiría dejar el sueño atrás, pero esa especie de parálisis general me impide cualquier movimiento."
Tres semanas de mal dormir. José Mª Merino.

24.8.09




This is the end...
El fin de las batallas
C’est le fin de l’été
Demasiado corazón
El fin del mundo
The end of love
Demasiado corazón ¿Parlez-vous français?
Dance me to the end of love
Dance me to your beauty with a burning violin
Navegar é preciso; viver não é preciso
Amanece en Fisterra




18.8.09

ciudades, graffitis y palabras

Estoy en un tris de abandonar el club de fans de Milanzarote y pasarme al de Pepiño Blanco. Una infidelidad, lo sé pero tanta actividad frenética vacacional del pequeño mil homes me tiene sobrecogida. Lo mismo aparece en la plaza de toros de Pontevedra, donde es recibido por las peñas al grito de "Pepiño traenos o AVE" con ovación cerrada que deja boquiabierto y molesto al maestro en el ruedo, que se presenta en el concierto de Leonard Cohen con jersey salmón y sonrisa merengue bajo los castaños de Castrelos, que lanza el pregón de fiestas en Vilagarcía trajeado y con bronceado de la Illa de Arousa (Villa PSOE ¿recordáis niños queridos); o sale al paso del apagón veraniego de Barajas, o aclara con voz de señuelo los entresijos de los 400 € para los parados.


Tanto ir y venir, tanta fiesta y evento estival, ¿cuándo descansa? ¿Qué busca? ¿Prepara su candidatura a la Xunta?

12.8.09

ciudades, graffitis y palabras


Avda. del Che Guevara. Oleiros. A Coruña.




Hemos dejado a miss piernas a merced de los torrentes caudalosos del Paseo de la Estación, y nos hemos venido al sol. Misombra deslumbrada por tanto verde y azul, choca a cada paso con una piedra, un árbol, unha silveira, un macizo de gardenias o un campanario, resbala por la arena o tropieza con las dunas o se pierde en la rotonda del Che. Los arañazos y rasguños no la dejan dormir. Y cuando lo hace sueña con miss piernas convertida en sirena seduce a los bañistas en el Tormes.

3.8.09

lluvia y miss piernas

Me levanto a las siete de la mañana. Me asomo a la terraza, amanece lentamente, entre la maraña de antenas descubro un nubarrón. Vuelvo a la cama pensando que tan sólo será una nube de amanecida.

Tres o cuatro cabezaditas más tarde, a las once, me levanto. El balcón se ha inundado y sigue lloviendo. Ha refrescado y el viento trastea la ventana. No hay tormenta ni perfumes en el aire.

Miss piernas, la vecina del edificio de enfrente, sube la persiana en culotte y camiseta y abre la ventana. Unas manos ávidas la envuelven por la cintura y arrastran al interior.
Dos minutos más tarde, vuelve a asomarse y una mano sobre el hombro la barre una vez más. Busco entre los cd’s y le dedico Le toi du moi de Carla Bruni a todo trapo.

Creo que hoy desayunaré zumo y jamón.

26.7.09

cascabeles y olitas

Todavía no ha comenzado a calentar: Florita no le ha puesto la gorrita de béisbol verde a sus caniches, en pelota picada los lleva sin rebequita, ni abrigo. Con los ojos cargados de rimmel y labios chillones y el palmito azabache y azucena, Florita pasea calle abajo con sus perritos lanitas beiges. Ellos con sus cascabeles cantarines al trote tiran de Florita con brío y alegría: es sábado, han desayunado galletitas y corre una brisa apacible; y ella..., ella en cualquier momento comenzará a cantar: "Corre, corre caballito que a mi casa estoy llegando..." con voz de olitas del mar Muerto.

17.7.09

viernes kitch




"Oh Écoutez-Moi Camarade
Laisse tomber cette fille
Tu m'entends
Elle va te rendre malade
Et tu vas souffrir longtemps

Je sais bien que tu l'aimes
Tu lui as donne ton âme
Je sais bien que tu l'aimes
Tu lui as donne ton âme

Ne compte plus sur ses promesses
Elle t'aimera pas
Meme a cent ans
Elle t'a joue la double face
Elle changera a chaque instant"


Écoute-moi camarade.
Rachid Taha

4.7.09

la niña del foro

Sin un mar en las ventanas pecamos en nuestras ciudades de tierra adentro. Cierto que entre las callejuelas oscuras y malolientes del Raval, entre las piedras del Borne no vemos el mar al fondo, pero su fragancia está incrustada entre el feldespato y el cuarzo, sus vahos penetran la piel venas adentro. Paseando por el Barrio Gótico, entre las bandadas de walkirias y nens locales, camino del museo Picasso de la exposición de Van Klees, cerca de la plaza de Sant Jaume, en el patio de una casona sede de algo como muy catalán, me encuentro con los restos del templo dedicado al emperador Augusto situado en el foro de Barcino. No hay nadie en el minúsculo recinto. La elegancia y grandeza de las tres columnas que se conservan me sorprende. Me asombra porque nunca había oído hablar de restos romanos en pleno Barrio Gótico, y porque ese patio sin gracia pudiese esconder al fondo a la derecha tal sorpresa.

—Impresionante! Quien se lo iba a esperar. Aquí en cada rincón... Es lindo! ¿Verdad? — me pregunta con ojos incrédulos el ejecutivo, con pelo alborotado, canoso, y voz sudorosa que acaba de llegar.

-Sí, la verdad. Es lo que menos me esperaba en este el laberinto de callejuelas.

Medio perdida sin plano, ni guía tratando de llegar al museo Picasso y zas esto. ¿Un argentino?, sin acento... pero lo de lindo lo ha delatado.

—Es lo que me gusta de España, de Europa....

Por la puerta del patio acaban de entrar un hombre rubio de unos 55 o 60 años de pasos lentos y expresión doblada como el que soporta un oscuro secreto que no puede revelar, con una pequeña de unos 12 años, de melena negra tiznada, delgaducha y desgarbada. Demasiado mayor para ser su padre pero demasiado joven para ser su abuelo. Una pareja rara.

El hombre maravillado por las columnas se detiene para leer el cartel explicativo. La pequeña se sienta cerca de mí, y observa el suelo. Vuelve la cabeza y me mira. Sus ojos verdes acuosos son tristes, de una tristeza lejana y eterna. Su piel blanca y mortecina, como de enferma desahuciada me sobrecoge, los pelos de mis brazos se erizan.

Recuerdo a la niña vampira de Déjame entrar, la película del sueco cuyas huellas pisotean mis sueños desde anteayer. El amor del niño acosado por sus compañeros de colegio y la niña de sexo mutilado que se alimenta de sangre en una Suecia de nieve cegadora es de una poética estremecedora. Esta niña con su vestido de soles y mariposas de colores tiene en sus ojos la misma tristeza inmortal que la niña vampira. Se acerca, me dice algo en no sé qué lengua y señala las columnas. El argentino se ha marchado. La pequeña continua con su manita enclenque señalando las columnas. Le doy mi mano y la acerco a la columna más grande. Su mano helada estremece mi cuerpo sudoroso. Nieve en mis venas.

29.6.09

lazarillo

Salíamos de la estación de Hostafrancs, un rumor de letanía se acercaba desde el vagón contiguo. Dos mujeres con faldas largas, gastadas y sucias caminaban despacio entonando una bella y triste canción en una lengua lejana. La más joven de melena morena, ojos pequeños y tiernos, ejercía de lazarillo de la vieja cantante de tez raída y ojos ciegos, con una pañuelo de flores marchitas en la cabeza. Recorrieron despacio el vagón, sin enmudecer su cántico, sin reclamar tan siquiera unas monedas. Continuaron su camino subterráneo.

Decía Manuel Vicent este domingo en El País que "Las mujeres de Matisse dan la sensación de que se lo están pasando siempre muy bien. El pintor las imaginaba dormidas o recostadas en un diván, desperezándose voluptuosamente, en un interior cargado de colores calientes con el mar en la ventana."

Mis mujeres caminaban a tientas en el vagón de miradas abstraídas, sin un mar en las ventanas.

20.6.09

verano

Era una mañana de nubes. Y era coqueta. El sol engatusaba con posturas y remilgos, con guiños de escondite. Un airón espigado de gestos charlatanes bajaba del oeste para después escurrir el bulto. Casi me engaña con palabrería de vieja y aires de princesa.
A eso de la una miro el calendario: 20 de junio, verano. Astillas de nortada agujerean mis pies y avivan el hambre. Es mediodía, el sol no calienta,

14.6.09

domingo silente

Es una mañana extrañamente silenciosa, el cielo cargado de grises. Los coches no suenan en la avenida, ni el taconeo de los fieles por la acera. Desde mi ventana puedo ver los pájaros madrugadores que revolotean entre las de las antenas. Antes de desayunar apenas eran dos, ahora he contado hasta diez. Una mañana quieta. Aire fresco de plomo tormentoso. Cuento las antenas, veintisiete. Nunca me salen las mismas, ayer eran veinticinco. Suena un teléfono en la calle, y la ducha del vecino. Subo el volumen de la música, Le jazz et le gin.


6.6.09

andando cada vez más rápido

Ya estamos en la jornada de reflexión, y apenas me he enterado de la campaña electoral, salvo por los carteles de Miguel Duran desperdigados por las aceras charris y otras menudencias. He visto la coronilla de Rubalcaba a los lejos, ronroneando por Fonseca. He escuchado algo de un Falcon volador y de unos trajes cortados al "curita". He visto un anuncio de una mujer sola y apesadumbrada en un autobús que parecía Carmen Maura en Que he hecho yo para merecer esto o en Volver.
La semana ha estado cargada de los "men in black" que pululan por el Festival de las Artes, de los aplausos rabiosos al maravilloso-violento montaje de Jan Fabre, y las palmas temblorosas y emocionadas a la danza de los Última Vez, lo mejor de la semana, que consiguieron seducirnos con sus cuerpos y movimientos sin echar mano de los nuevos zapatos mejicanos. Sí queridas niñas con los nuevos zapatitos, que no son de cristal, podréis tener al príncipe a vuestros pies con tan solo caminar, nada de madrastras y cenicientas. Los nuevos zapatos estimulan la producción de las tan deseadas feromonas que dejan tumbados a incautos fetichistas. Una camina como si nada por la calle Toro y acaba tal flautista de Hamelín con una grey de caballeros a sus pies. Los veo ideales para políticos en campaña, unos paseítos y la ciudadanía arrastrándose por el fango. ¡Las ciencias adelantan avanzan que es una barbaridad!

28.5.09

barquitos de papel


Hay días en que debería sacar el látigo -eso sí de terciopelo- y atizarme un rato porque me lo busco. Ya veis... con lo poco que me gusta madrugar y no desconecto el despertador, así que a las ocho menos diez no sé que individuo largaba no sé que cuentos en radio 5. He seguido amodorrada un rato por tentar a los sueños y estas cosas, pero al final ya no he podido volver a dormir. He desistido y aquí me encuentro contando mi madrugón y la noche de noctilucas nadadoras.

Ayer comenzó el 5º Festival de las Artes de Castilla y León. El evento más interesante de la noche se anunciaba así: "El viaje inmóvil. Pequeños barcos de cartón fabricados artesanalmente por los salmantinos navegarán a través del Tormes en un viaje inmóvil e iniciático, símbolo de unión colectiva."

Estas cosas del agua siempre me atraen. Yo también quería hacer mi barquito y que navegase por el Tormes. Después de la consabida búsqueda en google conseguí hacer dos barquitos de papel, uno rojo y otro marrón que quedaron muy lindos. Allá nos fuimos a la terraza del casino -enclave privilegiado a la ribera del Tormes- para cenar algo y ver en primera línea ricamente instaladas el evento.

Efectivamente, luceros que caminan sobre las aguas, barcazas con ruedas de fuego, sonido de tambores, campanas, fuegos artificiales, música con aire dodecafónico, que resonaban entre los juncos y los mosquitos y un montón de lucecitas como luciérnagas sobre el río, pero todo lejos, muy lejos de nuestra balconada. El meollo de la instalación se desarrollaba más allá del puente de hierro. Cuando todo terminó pudimos botar nuestras naves río abajo desde el pequeño embarcadero colgante, después de bautizarlas con nuestro nombre y pedir dos deseos. Ya sabéis, en estas noches de brujas, fuego y agua siempre hay que terminar pidiendo un deseo.

23.5.09

paracuellos


De pequeña fui una fiel lectora de comics y tebeos desde Capitán trueno a TBO, de mayor me pasó la fiebre, ahora con las canas a cuestas me dedico a las viñetas de mi pantalla de ordenador. De mayor uno de mis favoritos era Paracuellos de Carlos Giménez, aquellas historias de los pobrecitos niños atrapados en los horfanatos del Auxilio Social con unos dibujos tan apabullantes que me destrozaban el corazón. Creo que en el fondo me devolvían a la infancia, a la cenicienta y la bruja malvada y estas cosas, ya sabéis. Claro que no he llegado al extremo de mi amigo el banquero que se lo lee a su hija de once años que llora con las desventuras de los "hijos" de Girón. Las caritas de susto, tristeza y hambre de los niños de Paracuellos las he encontrado en un estupendo graffiti en la pared del pabellón Würzbug, en la ctra. de Valladolid. No sé si el amigo graffitero lo conoce si no se lo recomiendo, tal y como pinta le encantará el señor Giménez.

18.5.09

ausencias


En mi viejo catálogo de ausencias
algunas todavía me estremecen
compañeros y compañeras de ansias
de abrazos de peligros compartidos
ya no estarán irremediablemente

es como si su sangre regalada
corriera solidaria por mis venas
en busca de mi búsqueda tenaz
y así vivo muriendo
mientras el tiempo corre como un río

unos quedaron desaparecidos
otros aparecieron en sus huesos
sus palabras siguieron resonando
como si todavía nos nombraran

qué podemos hacer con las ausencias
es imposible defenderse de ellas
están ahí deshilachadamente
cual fantasmas sedientos de vivir
o crepúsculos huérfanos de noche

no hay rescate posible para las ausencias
uno sigue con ellas en la mano

y sabe que no puede abandonarlas
el mundo fue creado con ausencias
y allí estarán hasta que en un descuido
también uno pase a ser ausente


Ausencias. Mario Beneditti.

17.5.09

egoperfumes



Esta mañana he pasado un buen rato olfateando en la perfumería. Comencé risueña por unas ligeras gotas de colonias japonesas en las muñecas pero no me convencían..., comprendí que me llevaría más tiempo del pensado, lo ZEN se ha vuelto más empalagoso y oscuro que el barroco francés. No tuve más remedio que repasar varias filas de estantes repletas de todas las publicidades televisivas y más... y aliñar los nudillos y las palmas de las manos con aromas de lo más variopinto; o sea que al quinto perfume tenía una melé de perfumes de mandarinas, rosas y jazmines en las manitas que me aturdía el corazón. Pero había decidido que no me iba sin el nuevo perfume. Muy a mi pesar -me gusta probar los perfumes en la piel-, con un manojo de palitos de papel en la mano retomé mi búsqueda fragante, y al final encontré Un jardin après la mousson, et oui, c'est por moi. Eso sí me ha costado una indigestión en la pituitaria que me ha tenido a agua todo el día.

Horas más tarde paseando despistada por el cibermundo me encuentro con unos perfumistas franceses -cómo no!- EGOFACTO que después de un test divertido y coquetón te recomiendan el perfume ideal para lucir tu ego. Tras este análisis tan científico han llegado a la conclusión que Me myself and I es mi perfume.
Su divisa: El infierno son los otros
Su emblema : la flor de la cicuta

¿Me sugieren que aplique cicuta a esos otros infernales que me visitan, o su aroma tendrá efectos cicutarios en los otros? Una pena que no pueda salir de dudas, tendré que conformarme con mi jardín después del monzón repleto de jengibre, especies, vetiver y flores de mariposa.


"dejaban tras de sí un rastro de champú y suéteres de algodón". Guillermo Fadanelli.

11.5.09

poética de los escaparates

Con tanto internet, tanto facebook, tantos twitter y blogs, llevo un retraso con la prensa escrita de tal calado que aún hoy he leído el Babelia del 25 de abril. En él, Muñoz Molina cuenta en Poética de los escaparates que se había pasado "la vida embobado delante de los escaparates", cuestión con la que me sentí muy identificada y me lanzó a una lectura voraz de su artículo.

Soy otra devoradora de escaparates que se ha pasado la vida colgada de los escaparates, primero de las jugueterías, me pegaba al cristal para ver mejor y sentir más cerca todos aquellos juguetes. A los dieciocho caminaba y al mismo tiempo me miraba de reojo en los escaparates, curiosa y contenta al ver que todo seguía en su sitio, no me faltaba un ojo, no tenía la piel de lagarto...

Siempre me han fascinado por su capacidad para sorprenderme, por ser una especie de bola de cristal dónde tal vez podremos encontrar lo que sin saber estamos buscando. Esta última década he sentido predilección por los escaparates de las agencias de viajes, por el de Prada en Madrid -nos plantábamos pegadas al cristal, como de niñas ante la juguetería, elegíamos lo que más nos gustaba y sumábamos: ¡hala! 8000 € del ala que me llevo puestos-, por los de las floristerías en París, por los de chocolates en Bruselas y por los de las librerías destartaladas con toda clase de libros apiñados, las 1001 recetas de Simone Ortega rozando a la señorita Posadas y a lo más sesudo de Habermans. Mi última debilidad es el escaparate y la pequeña vitrina de la tienda de fotografía de la calle Meléndez, siempre que paso por esa calle no puedo resistirme y me acerco a ver sus viejas cámaras fotográficas y las fotos de Salamanca en blanco y negro; a veces me sorprende y las cambia, esa noche..., esa noche ni ceno.

8.5.09


He llegado al final del libro sin soñar con ratas ni una sola noche -lo que es la edad, hay que ver-. Caminaba por la calle sin hurgar las alcantarillas, sin temor a encontrarme la ratita presumida yacente entre los escombros de cualquier obra parada por la crisis. Esto porque no me he largado a NY que si no tendría que golpear los cubos de la basura en Suffolk Street para espantar a las ratas que pasean a sus anchas por las aceras. He visto pasar los muertos, el sol requemado de Orán y las reflexiones de Tarrou de lejos -será también la edad?-. Para terminar, el cenizo de Camus nos alerta:

"Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la pese no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, en los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir a una ciudad dichosa."

En fin, lo mismito que dijo dña. Rosalía: "Cando unha peste arrebata, homes tras homes, non hai máis que enterrar de presa os mortos, baixala frente, e esperar. Que pasen as correntes apestadas...¡Qué pasen.., que outras virán!

4.5.09

olvidados

Supongo que estos tiempos de mascarillas, aislamientos en hoteles, miradas temerosas cada vez que escuchamos hablar con acento mejicano, me han recordado al libro de Camus, La Peste, de todas aquellas ratas que poco a poco fueron tomando las calles de Orán, de las pesadillas y la mezcla de asco y temor que me produjo a mis quince años.

"La mañana del 16 de abril, el doctor Bernard Rieux, al salir de la habitación, tropezó con una rata muerta en medio del rellano de la escalera. En el primer momento no hizo más que apartar hacia un lado el animal y bajar sin preocuparse."

Rebusqué entre las cajas de libros y allí encontré el viejo libro traducido por Rosa Chacel, nada menos!, con mi nombre en la primera página, las hojas subrayadas y llenas de anotaciones y referencias a las páginas del libro en francés que les correspondían -sí, lo confieso, niños, lo compré para zafarme de las traducciones-. No conservo el original en francés, que era una versión reducida, pero recuerdo perfectamente su portada: un dibujo antiguo de un médico de la peste con sombrero de ala ancha, gafas y máscara con una nariz enorme en forma de pico de pájaro.

He vuelto a leerlo, y creo que, ahora, lo que más me impresiona son las descripciones de la ciudad. En el libro confinan a los infectados en campos de futbol: "Todos los que Tarrou observaba tenían miradas errantes, todos parecían sufrir de la separación de aquello que constituye su vida. Y como no podían pensar siempre en la muerte, no pensaban en nada. Estaban vacantes. "Pero lo peor -escribía Tarrou-es que están olvidados y lo saben. Los que los conocen los han olvidado porque piensan en otra cosa y esto es comprensible. Los que los quieren los han olvidado también porque tienen que ocuparse... Y en fin de cuentas, uno ve que nadie es capaz de pensar realmente en nadie, ni siquiera durante la mayor de las desgracias."

29.4.09

sonría, por favor

Últimamente abunda la gente desagradable o no sé..., parece que todos los bordes se cruzan en mi camino. Ya casi nadie es agradable, bueno, miento quedan algunos restos por ahí sueltos, raros ejemplares de simpatía en tiempos de mascarillas. El ferretero de mi barrio, que todavía usa mandilón azul marino y goza siempre de buen humor, cuando le pides un descuento en la plancha que piensas comprarle te piropea con alguna lindeza del estilo de: ¡Cómo no te lo voy a hacer, si me lo pides con esos ojazos! Me pongo colorada hasta el riñón, y me voy más contenta que unas pascuas, con el ánimo por las nubes, pero con la planchita más cara de toda la ciudad.

Esta mañana el típico enano profesional con cara de ratón —llámese ingeniero, abogado o arquitecto, da igual todos cojean del mismo pie, el de la tontería— con motazo "que cagas" para el verano y autito de marca para el invierno ha cargado el ambiente de despachos y pasillos de pomposidad provinciana, autosuficiencia euclídea y colonia con aroma de "soy tu hombre irresistible" que he necesitado un café de dos horas y un cigarro para calmar la ciática que se había sublevado de cuajo.

25.4.09

25 de abril


"À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade"

Grandola Vila Morena. Jose Afonso.


5.4.09

la partida



La partida de Max Beckmann.

"El cuerpo atado es parte de uno mismo, es el cadáver de los recuerdos, errores y fracasos, el asesinato que cada uno de nosotros comete en algún momento de su vida. Al no poder el hombre librarse jamás de su pasado tiene que cargar para siempre ese cadáver; en tanto que a su lado la Vida toca un tambor". Así explicó el pintor la tercera parte del cuadro.


"Un novelista es alguien que oye voces a través de las voces. Se mete en la cama y de pronto esas voces lo obligan a levantarse, a buscar una hoja de papel y escribir tres o cuatro líneas, o tan sólo un par de adjetivos o el nombre de una planta. Esas características, y unas cuantas más, hacen que su vida mantenga una notable semejanza con la de los dementes, lo que para nada lo angustia; agradece, por el contrario, a las Musas, el haberle transmitido esas voces sin las cuales se sentiría perdido. Con ellas va trazando el mapa de su vida. Sabe que cuando ya no pueda hacerlo le llegará la muerte, no la definitiva sino la muerte en vida, el silencio, la hibernación, la parálisis, lo que es infinitamente peor."
El oscuro hermano gemelo. Sergio Pitol.

1.3.09

casi, casi, primavera

La primavera se va acercando. No hay duda: los callos pican, la piel se enrojece en una pantorrilla sí, en la otra no; aparecen eczemas en los sitios más insospechados; la sangre bulle, queridos niños. Esto mismo parece que le acontece a mi MiLanzarote, que se ha despachado con alegría primaveral contra su opositor el señor Fernando Pablos: "Ha pasado de ser el recadero de Melero -al que compraba los chicles ahora que ya no fuma- y ahora se ha convertido en un monosabio". Hay que ver, después de este frío y soso largo invierno, llegamos a marzo con la jarana festiva de MiLanzarote para animar el cotarro. Si no hay como este hombre...!

El clan socialista está de los nervios ante tamaño insulto. Y Misombra dice que su NandoPablos no lo merece, con esa carita de aplicado que tiene, que ese bestia se lo va a mustiar. "Niña, que todavía no ha florecido.", le aclaro, más que nada porque Nandito no es ni por asomo mi tipo -a mí me van los tipos duros-, y por incordiar, claro. " Y además que se espabile. Que le diga a MiLanza que..., no sé..., que él es el recadero de..., de...., Esperanza Aguirre?" A ver si así animamos este final de invierno. Por favor, señores, el vulgo y yo lo necesitamos con toda esta crisis por los rincones.

24.2.09

Antes de ayer se cumplieron 70 años de la muerte de Antonio Machado.
En el bolsillo de su guardapolvo, su hermano José encontró un papel arrugado, con sus últimos versos de caligrafía temblorosa:

Estos días azules y este sol de infancia.

Y éstos algunos de mis favoritos:

Tus ojos me recuerdan
las noches de verano
negras noches sin luna,
orilla al mar salado,
y el chispear de estrellas
del cielo negro y bajo.

Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena carne
los trigos requemados,
y el suspirar de fuego
de los maduros campos.
.../...

De tu morena gracia,
de tu soñar gitano
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Me embriagaré una noche
de cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canción que deje
cenizas en los labios.
.../...

Inventario Galante. Antonio Machado

16.2.09

una de san valentín

No hay nada como darse una vueltecita por Galicia estos días de campaña electoral. Te encontrarás seguro con esos enormes cartelones publicitarios en los que el guapiño de Feijoo te traspasa el achacoso corazoncito con sonrisa cautivadora, ojines de terciopelo y labios de Clark Gable -nada que ver con el sosaina de Herrera. Todavía tengo pesadillas con aquellas vallas publicitarias que daban más susto que el lobo a Caperucita-. Nuestro Feijoo es todo un gentleman con sus trajes de corte anglófilo, el consabido paraguas, imprescindible con las que están cayendo, sólo le falta el bombín a lo Mr. Steed de la serie Los Vengadores. Le sentaría divinamente, seguro, hasta soy capaz de jugarme las ruinosas acciones del Santander.

No me extraña que le lluevan admiradoras a lo largo y ancho de todas las galias; incluso verdaderas enamoradas que no tienen pudor en contar los entresijos de su amor en un blog.
Ilovefeijoo.blogspot.com es el rincón de una lucense, estudiante de Veterinaria, o eso dice ella, vete tú a saber, locamente enamorada de Sir Feijoo.


El suyo es un amor platónico "que me anima, que me fai prestarlle atención, que me mobiliza...". Nuestra namorada lo tiene claro "Él quiere mi voto y yo le quiero a él", aunque lo suyo no es
comunión ideológica a lo Soraya, ni arribismo, "a mí esto de la política no me gusta mucho, lo que me gusta es él, su mirada, sus ojos, lo que dice, cómo lo dice...".

Ella bien podría hacer suya aquel verso de Miguel Ángel:


“¿quién me defenderá de tu belleza?"

12.2.09

ciberinspiración

Hoy, con este día tan soleado, he logrado descongelarme de todo.
Claro, que Misombra continua hibernada en la nevera "esperando tiempos mejores" dice. He tratado de convencerla con dimes y diretes, con cine y poesía, pero ni este nuevo invento de la
poesía asistida por ordenador lo ha logrado. Sin embargo, mis días han pasado veloces gracias a esta nueva ciberinspiración. Pones un verso, lo sacudes y ¡zas! otro verso. Si hay suerte tiene su punto de gracia pero la más de las veces disparata.

El terror de los pasos persigue mis sueños. Un agitar y...

El terror de los avances persigue mis sueños
(qué soso!)

Probemos con un toque de Machado:

"de tu soñar gitano". Sacudimos y...

De tu imaginar iconoclasta
(¿?, si suena a tratado de Menéndez Pidal)

Veremos que dice la cibermáquina de este verso de la gran Marina Tsvietáieva:

"Malos presagios: herrumbre y hojalata". El gran sacudón y...

Los presagios atroces: cima de oxidación y taponazo
(¡jua, jua!, tiene su gracia, cáustica...)

Y ahora probemos con un clásico amoroso nerudiano:

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche". Sacudimos de nuevo, y...

Puedo mano los versos más en estancamiento esta oscuridad (¡jesús, qué ruina, qué destrozo! Esto empieza a cabrearme. Les dejo que se entretengan un rato. Y me dejen las muestras de los versos del sacudón.)

7.2.09

trabalenguas


-No corras tanto, no puedo con todo, me tienes deslomada.

-Calla, tonta, y apura que se nos van a descongelar el pescado.

-¿A descongelar qué...? Ilusa, con el frío que hace aquí no se descongela nada. Estaríamos más a gusto en la sección de congelados, entre las bolsas de espinacas o las rodajas de atún del Mercadona. Casi vuelvo y me instalo. -Opina Misombra toda llena de razón.

El gélido ambiente invernal acompaña al clima del momento: congelada la economía, congelada la crisis, congelado Zapatero -hasta las cejas han abandonado el tradicional pico por un punto de inflexión-, congelado Rajoy, congelada la banca, congelados todos. Los congelados el producto estrella del momento. Y mi querida Espe: "Mira como tiemblo...".

Caminamos otro trecho más por la Avenida de Los Cipreses, bordeamos la rotonda, cruzamos, seguimos calle abajo, subimos la cuesta y ya estamos congeladas.


El momento está congelado. ¿Quién lo descongelará? El descongelador que lo descongele buen descongelador será.

4.2.09

tres mujeres y un plan

Era una fría madrugada de invierno de mantita y televisión. El señor Sánchez Dragó, en su programa Las noches blancas, entrevistaba a Carmen Posadas, una señora con apariencia de señorita pulcra y modales de internado suizo, a propósito de su último libro, La cinta roja, una biografía novelada de Teresa Cabarrús, noble de belleza deslumbrante que ayudó a Napoleón al comienzo de su carrera, en momentos de miseria y escasez; incluso le regaló una casaca, hecho que éste olvidó y no perdonó, según repitió varias veces a lo largo de la entrevista.

La siguiente entrevistada era Reyes Monforte, autora del libro, Amor cruel, que cuenta el caso real la abogada valenciana, Mª José Carrascosa, encarcelada en USA acusada de raptar a su propia hija.

Y para finalizar, la señora Isabel San Sebastián presentó Astur, una novela histórica ambientada en el reino de Asturias, en el siglo VIII, con la que pretende recuperar y defender la España visigótica y cristiana.

Las señoritas Posadas y San Sebastián se han decantado por la novela histórica, muy de moda en los últimos años, cada una en su estilo. La primera, como muy bien imaginan queridos, en una onda más glamurosa, más de savoir faire, y totalmente afrancesada. La segunda en un tono de "sagas irlandesas" o "leyendas germánicas" -en palabras de la autora-, más épico, vaya; reivindicando, of course, la España visigoda como germen de la España actual, y cristiana.

Merece destacar el semblante complaciente, la mirada fisgona y coqueta por encima de los lentes, a mitad de nariz, de nuestro ínclito Fernando. Todo un despliegue de las mejores sonrisas, toqueteos de buenas palabras y demostraciones de inmejorables maneras convirtieron la madrugada en un peloteo empalagoso muy de tarde de domingo. Muy complaciente el señor Sánchez Dragó con las chicas.

1.2.09

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Otro de mis favoritos del museo, el De Soto Airstream S, 1935.

El coche ideal para escuchar frases como éstas:

-Caput, nena, lo nuestro se acabo. Además, ya sé que has matado a Johnson.

"-Es buena chica -me dije a mí mismo mientras conducía-. A cualquier tipo le conviene una buena chica.
Nadie contestó.
-Pero a mí no -dije.
Nadie, nadie contestó."
Adiós, muñeca. Raymond Chandler.


"-Caramba, caramba, el señor Tío Duro en persona. ¿A qué debemos tal honor?
-Umney me está esperando.
-Señor Umney para usted, compañero.
-Y Umney a secas para usted, hermana.
Montó en cólera inmediatamente.
-¡No me llame "hermana", detective barato!.
-Pues no me llame "compañero", secretaria carísima. ¿Qué piensa hacer esta noche? No me diga que sale otra vez con cuatro marineros."
Playback. Raymond Chandler.

28.1.09

Como era un domingo frío, de viento alocado que revolvía el pelo y levantaba los copos hasta las nubes, me fui a pasear por la orilla del Tormes, a la zona de entrepuentes. Cuando los copos volteaban unos tras otros histéricos, me refugié en el Museo de Automoción. Un edifico feo y desgarbado al lado del antiguo molino de harinas.

En el museo hay coches por un tubo -mi hermano quedaría subyugado- incluso antecedentes remotos de nuestro imprescindible cuatro ruedas: nostálgicos Topolino de las películas neorrealistas italianas o el 1500 del desarrollismo patrio.

Uno de mis favoritos es el precioso Mercedes-Benz 320 descapotable traído a España por el cónsul alemán en Sevilla durante la guerra civil. Ahora en el museo bien cuidado y a salvo de balas, pero tal vez antes había venido a la ciudad. Tal vez Salamanca no es nueva para él. Quizá ya había estado aquí cuando los alemanes tenían su cuartel general en el Palacio de Orellana. Quizá paseó a Carmen Polo por las calles cercanas al Palacio Episcopal o la plaza de los Bandos en busca de algún anticuario o joyero. Quizá trasladó al señor Millán Astray con su parche de pirata al aula magna de la Universidad para pronunciar su airado discurso. Quizá escuchó las palabras de Carmen Polo al tuerto de La Coruña para que no enviase al pelotón de fusilamiento al señor Unamuno. Quizá, incluso, fue testigo de los jadeos lujuriosos del tuerto y la cupletista de moda.

23.1.09

-Rubia, ¿ese tipo de la mesa, el que lee el periódico no te suena de nada? No te quita el ojo. -Susurró Misombra semanas atrás. No lo conocía de nada pero el aviso y su buena planta me sirvieron para echarle un par tejos, una tarde de café sosa e invernal.

-¿Has visto ese Ford Mondeo plateado? Lleva bastante rato detrás de nosotras. -Apuntó nerviosa una tarde que volvíamos de Peñaranda.

-Ese coche blanco lleva más de una semana aparcado en el mismo sitio, ahí enfrente ¿lo ves? -me informó a los pocos días. Será de algún vecino, pensé.

-Este fin de semana, que me has dejado tirada como de costumbre, te han llamado no se cuantas veces pero no han dejado mensaje. Esto no es normal. -Me contó con aire de reproche Misombra.

-Hoy han llamado varias veces al timbre. Primero en el telefonillo y luego en casa. Y yo aquí sola guardándote las espaldas. Niña, esto ya pasa de la raya, demasiadas coincidencias. -Se apresuró a anunciarme nada más llegar del trabajo. Empiezo a preocuparme.

Han abierto mi buzón, dentro no queda nada ni un papelillo del Pizza Hut. Se lo cuento a Misombra que corre alterada pasillo arriba, pasillo abajo, gimoteando:

-Te lo dije, te lo dije. ¡Nos vigilan! ¿En qué andas metida? Nunca me haces caso y así te va.

Tengo una pesadilla espantosa. Camino por la avenida de Portugal, otra vez en obras, no hay más que zanjas, barro, tuberías tiradas y vallas por todas partes. El hombre del bar me sigue los pasos. Siento su aliento en la nuca, y sus manos rebuscando entre los papeles de mi cartera. De repente me empuja a la zanja. Una tubería rugosa y caliente se enrosca en mi garganta. Me despierto con un sofocón terrible con las manos en la garganta y la frase de la semana todavía repitiéndose en mi cabeza: "Quién vigila al vigilante".

19.1.09

traqueteos y recuerdos

Era un tren regional lento y sucio.
La mujer tendría unos sesenta años, con el pelo color paja reseca en pleno julio, la cara marcada por unas arrugas demasiado profundas para la edad que minutos más tarde acabará confesando.

-¡Qué pesado se hace este viaje! Fíjese yo vengo del AVE, Zaragoza-Madrid en una hora y quince minutos. Salí de Zaragoza a las 5 y a las 6 y cuarto en Madrid. Ahora a Salamanca casi tres horas. En el AVE se viaja estupendamente, no hace este ruido. Esto le levanta a uno dolor de cabeza.

-Yo vengo de Sevilla. Sevilla, Madrid en dos horas y media...! -Le contesta su compañero de fila.

Suena El Corral de los Mojinos Escozios en su móvil.

-Dime. No, estoy en el tren. A Salamanca...

(De un tiempo a esta parte, los pasajeros de los trenes se dividen en los que han viajado en AVE y los que no)

"Era un tren largo en el que lo habían metido aquella tarde. A través de la ventana la vio irse, alejarse, desparecer. Y de nuevo volvió a lo que había tenido antes de encontrarla. Ella ya no estaba allí, ni su cara, ni sus ojos, sólo había silbidos y ruido y un futuro en el que arderían ciudades enteras." Vida privada. Nina Berberova.

Hace años en un tren expreso París-Madrid con muchos túneles para arrullarse y demasiadas horas para no pensar, M. regresaba casada con Omar, un turco enjuto de pequeños ojos renegridos y asustadizos y pelo rizado al que había conocido un mes antes. Siete meses más tarde en otro tren muy largo, él volvía a París sin ella con un reflejo verde en sus pupilas, las manos gastadas y un tufo a aguardiente entre los rizos.

14.1.09

al abrigo de la escarcha

Todavía era de noche cuando Sara salió de casa. Los copos silenciosos se pegaban a su abrigo, y los pasos resonaban en el callejón de Entrerruas. Al llegar a la esquina vio pasar al autobús. Llegaría tarde. Tal vez ese fuese el último. Y tendría caminar hasta el polígono. Nevaba con rabia. En la calle no se veía un alma, sólo la estela de humo gris. Los operarios del servicio de limpieza pasaron con la máquina sembradora de sal. El banco de la parada de la línea del Cementerio era un carámbano. El frío se le incrustó en las nalgas. Los pies ateridos, los ojos abrasados y el paraguas sin cerrar. Un maullido helador y lloroso la sobresaltó. Bajo el banco, un gatito negro le clavó su mirada amenazadora.

El chirrido de los frenos y la voz cantarina del conductor la tranquilizaron. Amanecía pero el cielo no clareaba. Los copos prendidos en los limpiaparabrisas no dejaban de moverse con precisión de metrónomo: un, dos, un, dos... El semáforo de la Puerta del Ángel estaba en rojo. Un, dos, rojo, tres, cuatro, rojo, cinco, seis..., rojo, trece. El semáforo se abrió. "Y..., ya saben señores oyentes: hoy, martes 13, como dice el refrán: no te cases, ni te embarques." Recordaba en la radio un tertuliano de voz clarividente. Sara echó una última ojeada a la alianza, la arrinconó en el fondo del bolso y pulsó el timbre de parada.

11.1.09

luna llena

"¿Sabes? -prosiguió Gina- tal vez sea el amor a la larga lo que le vuelve a uno así de malo. Las cárceles de oro de los grandes amores. No hay nada que encierre tanto como el amor. Y estar encerrado, a la larga, vuelve malo a cualquiera, aun a los mejores."

Los caballitos de Tarquinia. Marguerite Duras.

¿Sabes? había luna llena, encima de las torres de la Catedral, redonda, fría, blanca, tan blanca como la nieve de esta mañana.

8.1.09

escritas


"Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo."

Un soplo de vida. Clarice Lispector

3.1.09

carta reyes magos

Queridos Reyes Magos:
Después de tantos años de fe callada, de plegarias ronroneantes, de listas insensatas, de creencias sin grietas, siento que la ingenuidad se ha ido a criar malvas. La culpa no es mía, pero a la vista está, los resultados cantan: nada de amores piadores, ni la felicidad a mordiscos –en tragos cortos y por puntos-, los picaflores carceleros acechan con sus pistolas de láseres paralizantes, y, por si fuera poco, los cuervos cenizos han tomado las riendas del planeta con sus augurios de crisis épicas.

Este año se acabó. Nada de chupitos, nada de dulces, ni agua para los camellos —quien se cree que, ahora, viajen en avión, bobadas—, nada de limpiar los zapatos nuevos, ni dejar los calcetines en el árbol. Voy a cerrar a cal y canto la casa, tapiar la chimenea, poner rejas en las ventanas. Dejaré sonar el teléfono, desconectaré el router.

Y pondré una nota que diga: “Estoy harta de timadores”. ¡Huy! Me olvidaba, tengo que limpiar los botines negros y ponerlos afuera.

emma b