30.3.08

sans adieu 1, 2, 3

Pero..., este majadero no va a dejar de largar? ¡Qué voy a saber yo de válvulas, so pelma! Que se lo cuente al jefe. Sí, ya tengo la tarjeta, pesado.

-Sí, Paquita, tengo unos precios increíbles. Mejores precios que la competencia, dónde vamos a parar. Este año arrasamos.

Qué mujer, por dios, con ese jersey ajustadito y ese par de melones. Y que no se dé la vuelta, porque como me enseñe el trasero y la raja de la falda... Si ya no sé lo que le digo. Y cómo huele, qué finura. Cada vez que vengo un perfume diferente. Esta no gana para perfumes. ¡Qué olor!, si parece que le nace del canalillo.

-Y los catálogos? Que me dice.... como puede ver impecables. El mejor papel, y todo muy detallado, todos materiales, las diferentes medidas, todos los precios.

¿Esta mujer que hace con la tarjeta? La acaba de doblar por una esquina. ¡Anda!, y ahora la arruga. Será boba, si aún le voy a tener que dejar otra.

¿Y éste qué mira?. Como no deje de mirarme se lo pregunto: ¿Y tú qué miras, listo? Y se queda tieso, porque estos viajantes mucho rajar y luego na.

Dale con la tarjeta, pero esta mujer está histérica, la ha tomado con la tarjeta. ¿A que la deja pa la rastre? Ya verás. ¡Ay, ahora!, ahora se ha apoyado en el mostrador. ¡Que mareo, jesús! Si ya no puedo respirar. Pero que tufo, esto ya no es perfume, es una peste, esto aplatana

-Me permite una pregunta, Paquita.

-Sí, faltaría más.

-Ese perfume que usa, que huele tan bien, ¿de qué marca es? Es por curiosidad sabe, es la primera vez...

-Es francés. Me lo regaló el jefe. De cuando fue a París. Una reliquia o algo así me dijo. Se llama Sans Adieu. Aquí no se encuentra. Muy caro.

San adié, san adié, dice ésta en plan finolis como si supiese francés. Anda que te voy a dar rubia salerosa. Si esto huele que se las pela, no hay quien lo aguante. Huele a vieja. Ahora, para colmo, me pica la nariz. Parece que tuviera pimienta, o sabe dios qué. ¡Joder! Qué calvario. Esto no hay quien lo aguante. ¡Anda!, y esta tonta ha acabado con la tarjeta, la ha estrujado por completo, la ha dejado hecha un gurrullo.

-Atchiiiiis, atchisss, atchis...!

Lo que faltaba. Ahora, el pringado éste no para de toser y rajar al mismo tiempo.

-Lo siento, Paquita, pero tengo que dejarla. ¡Atchisss! Aún me quedan varias visitas por hacer. Uy, qué catarro éste. Le dejo una tarjeta y los catálogos para su jefe. ¡Aattchiss! Y hale a seguir así...

"Muy caro" le ha dicho el otro jetas a ésta incauta. De dónde habrá sacado esa peste de perfume. De París... Ya me gustaría verlo.

26.3.08

-Señora Fitzgerald, el señor acaba de llamar. Dice que volverá un poco más tarde. Los asuntos en la Bolsa se han complicado. Llegará con el tiempo justo para cambiarse e ir a la opera.

"Los problemas en Wall Street no han hecho más que empezar. Hay que buscar la manera de resguardarse, o la crisis puede tocarnos de lleno. Aunque, por el momento, cariño, no tenemos por qué preocuparnos”, dijo Frank anoche. Malos tiempos, todo el mundo lo dice. ¡Oh, dios! Son las seis y media. Tomaré un sándwich y me vestiré antes de que Frank llegue."

Alina abrió el nuevo perfume recién comprado en Macy's. "Recién llegado de París. La última fragancia de Worth, Sans Adieu. Puede probarla. Creo que le gustará. Es diferente, exquisita y suave", le había recomendado la dependienta de la sección de perfumería. Pero no fue el aroma a melocotón y limón, lo que la convenció; fue el envase lo que la cautivó: un cilindro de cristal verde oscuro, sobre una base de cromo y madera. De nuevo, leyó la firma grabada en la base del frasco: "R. LALIQUE". Lo sostuvo entre sus dedos con delicadeza y temor como si se tratase de una frágil obra de arte.

"Original. Realmente genial. Sólo un artista puede lograr un diseño tan diferente para un perfumero. Pero no supera a sus joyas, las prefiero, creo... Desde luego la tapadera en forma de cono con esas láminas redondas, unas encima de otras, sin llegar a tocarse. Muy diferente de lo visto."

Alina había elegido para esa noche un complicado vestido de chiffon color crema, sin apenas escote, que emitía un sonoro fru-fru cuando se movía por la habitación.
"Tal como están las cosas, nada de negros. Mejor un tono alegre y sin estridencias." Cuando Frank entró en el apartamento, Alina estaba sentada delante del tocador enfrascada en adivinar los aromas de su nuevo perfume.

"Una fragancia sofisticada, con cierto aire nostálgico, eso había dicho la mujer de Macys. Tenía razón, un olor diferente como su frasco."
Colocó un par de gotas en sus muñecas y las olió con calma.
"Sí, algo de jazmín, al principio, y azahar."
No escuchó la voz lejana de Frank que la saludaba desde la puerta del despacho.
"Gotas de limón, violeta o narciso, tal vez."
Alina sintió el frío cristal del aplicador en el lóbulo de su oreja, una punzada en la piel que le atravesó el corazón. Una gota dulce y primaveral resbalaba por su cuello.
"Y un regusto final a melocotón con toques de sándalo, no sé... o tal vez algo más amargo no tan dulce, quizás..."

Un estadillo amargo y fugaz resonó en toda la casa. Un hilillo helado recorrió su espalda. Asustada, abrió la puerta del despacho. Frank se había disparado un tiro en la sien.

23.3.08

el océano, el sur

Lo bueno de volar es que puedes ver las nubes al revés; el sol siempre brilla varios miles de pies más arriba. Lo malo es que el avión va atestado -como varios miles te has acordado de la cancioncilla de "Tenerife tiene seguro de sol"-, sólo sirven gratis el vaso de agua; una caterva de infantes de todas las edades no para de gritar, llorar, reír, preguntar; y a los que miden más de un metro setenta las piernas le chocan contra el asiento delantero.

Desde la ventana atlántica de la habitación no hueles un mar que se deshace, a lo lejos, en dentelladas de espuma rizada. Las palmeras, las tulipas, el jacarandá, las buganvillas, las adelfas del camino quiebran el aire pero, tampoco, las hueles. Olisqueas el azahar de los naranjos y los bosques de musgo y eucaliptos. La arena de la playa huele a mojado. Las pieles se tienden al sol lejos de capirotes, soledades, azucenas, lirios morados, claveles reventones, nazarenos, palios, cera, nubarrones, nieve y madrugadas gélidas.

El océano es un estado de ánimo que se infiltra. Ch Baudelaire

15.3.08

la huida

"Cuando me tumbaba en el cama y trataba de pensar en ella, mi cabeza se quedaba en blanco. No podía verla. Y entonces sacaba sus fotografías y las miraba. Nada, no había nada que hacer. Era como si no la viera. ¿Puedes imaginarlo? (...)

-Pero un pedazo de cristal inesperado en la acera, o una canción de moneda en un gramófono automático, una sombra en una pared por la noche, y recordaba. A veces eso ocurría por la calle y yo me echaba a llorar y me golpeaba la cabeza contra un farol. ¿Me comprendes?

-Un trozo de cristal... -dijo el chico.

-Cualquier cosa. Daba vueltas por ahí y no tenía poder sobre cómo y cuándo recordarla. Uno cree que se puede poner encima una especie de blindaje. Pero el recuerdo no viene al hombre así, de frente, viene por las esquinas, dando rodeos. Estaba a merced de todo lo que oía o veía. De repente, en vez de ser yo el que atravesara el país para encontrarla, empezó a perseguirme en mi propia alma. Ella persiguiéndome a mí, ¡fíjate! Y en mi alma."


Un árbol, una roca, una nube. Carson McCullers.

12.3.08

consecuencias

- Savater y Cía. dan la campanada obteniendo más votos que el PNV

- Un ama de casa de sesenta y cinco tacos arrebata a Melero el sillón senatorial. "El PSL abre una investigación para saber quién urdió el complot contra Melero" (complot, trama, conspiración, boicot, conjura, maquinación, ¿no será mucho?)

- Llamazares envía a los medios un vídeo con un fragmento de la vida de Brian:
"Algunas cosas malas en la vida son malas, pueden hasta volverte loco, y otras te hacen despotricar y maldecir. Cuando tu vida esté en ruinas, no te quejes y ponte a silbar (...) y mira siempre el lado brillante de la vida".(Así me gusta, alegría de vivir)

- Puigcercós y Carod-Rovira (José Luis)no se saludan en la toma de posesión de Ausàs como conseller.

- Ha comenzado el mar de fondo en el PP

8.3.08

la niña

¿Se acuerdan de Twin Peaks? Laura Palmer fue asesinada y todos con una camiseta la matamos.

He visto la foto del viernes en El País y lo primero que me vino a la cabeza fue mi camiseta "I killed Laura Palmer". Papelitos blancos y azules -azul como la tostadora de Espe-, caritas redondas y algunas gafas, melenas sedosas y cuidadas, perlitas en las orejas, sonrisas de Victoria, dientes como céfiros; ellas también tienen su camiseta: "Soy la niña de Rajoy".

Pues no. ¡Qué venga Hillary Clinton! Ya tengo unos cuantos años, voto cuando quiero y digo casi siempre lo que quiero. Soy una señora y no una niña. Padre sólo quiero uno -biológico- y nada de protecciones, ni melindrosos cumplidos.

6.3.08

siempre quise a Mercedes

-Siempre quise a Mercedes -apuntilló decidido el hombre que estaba sentado en la mesa de la derecha, casi a mi lado. Su voz era clara y fresca como la mañana. Su voz y sus palabras afilaron mi curiosidad y mi oído tratando de no perder ripio de la confesión que se avecinaba. Sola, ante un café con bollo las conclusiones llegaron en bandeja: compañeros de banco, o agencia tributaria, zurrándose café y copa antes de desentrañar la crisis de divorcio que se avecina. La tal Mercedes que lo ha plantado.

-La recuerdo desde siempre, desde el colegio, en el instituto, en la universidad y sin embargo no recuerdo haberme declarado. Ya sabes, esas cosas que se le decían a las chicas antes de nada ¿quieres salir conmigo? ¿nos hacemos novios? o lo que fuese. Me recuerdo con ella desde siempre, solos, con amigos... ¿Y ahora? -suspiró con ímpetu y desazón.

-Ya, ya. -Respondió el amigo de traje azul y corbata roja, con gesto austero y pausa de café de media mañana. De reojo, pude ver una mano huesuda que se adelantaba y trincaba un sorbo de chupito.

-No sé si puedes hacerte una idea. Lo tuyo con Pauline fue diferente, una coincidencia, tiene un punto claro de inflexión antes de Pauline, después de Pauline. No es lo mismo... Yo no tengo ese punto, ese momento "ahí empezó todo". No puedo recordar el primer día que la vi, por más que lo he intentado. Nada, imposible. Desde siempre aparece en mis recuerdos. No recuerdo ninguna otra niña, ni amiga, ni novia, ni mujer que me importase.

-Ya, ya, te creo, te creo. -El amigo arquea las cejas a lo Zapatero y con una ligerísima mueca le da a entender que estoy cegada por el reality que se traen entre manos.

El hombre de la voz de enero, ha templado la lengua, se siente a gusto, y vuelve a comenzar su historia, ahora con voz lejana de agosto.

-Recuerdo cosas sueltas, en el colegio, en la plaza de Los Bandos..., la recuerdo en la primera comunión de mi prima Rebe...

Desconexión. A pesar de fijar la mirada en la vela de mi mesa, no puedo escuchar las confesiones del hombre. Disimulo escudriñando con atención el cuadro de esa mujer en traje de época -¿seguro que alguna vez lo han visto? Mucho tirabuzón y mirada satinada-, pero el hombre continua su parlamento con voz de confesionario. La verdad, no sé qué piensan pero tales dosis de filosofías amatorias a las once y pico de la mañana no auguraban nada bueno. A la hora del café no está uno para escuchar "sentido y sensibilidad" versión siglo XXI, por mucho que se esté poniendo ciego a chupitos en La Regenta. Si hubiesen visto la cara del amigo estarían totalmente de acuerdo conmigo, sus retahílas de "yayas" lo delataban.

Una joven pelirroja y pelo ensortijado llamó la atención de los amigos desde la ventana. Entró como un tifón con su abrigo negro y sonriente. Besó en los labios a nuestro hombre.

-Lo siento, cariño, no pude escaparme antes. -El hombre le quitó el abrigo, le colocó la silla a su lado y le agarró la mano.

-Isabel, ¿cómo has tardado tanto? Pensaba que no vendrías, cariño. ¿Qué quieres tomar?¿Un café? -Le pregunta con voz de tenor nuestro hombre.