30.1.11

lovers in the city




Es domingo pero madrugo más de lo prudente. Los amantes han abandonado los regazos femeninos hace horas. Comienza a nevar despacio, los tejados están mojados y los recuerdos de los abrazos no sobreviven al café con leche.
Buscando un abrazo recupero esta canción y encuentro esta curiosidad en el blog de la señorita Tanita Tikaram.

25.1.11

Cuando era pequeña y llovía todos los días, me gustaba hacerme la enferma, quedarme en camita mirando la lluvia sin hacer nada. Mi enfermedad favorita eran las anginas —que, por otra parte, padecía de verdad así que colaba— o un vago: "no me encuentro bien" de niña enclenque y enfermiza. La comida de enferma era pescadilla cocida con aceite —así te doliese el estómago, las anginas o la cabeza—, que mi madre preparaba como una delicatessen rural con la mitad de una cebolla.

Hoy he ido al cole y he mal comido un potaje de garbanzos que nunca me han hecho gracia hasta llegar a este momento vital, ¡lo que es la edad!

16.1.11

16 de enero de 1920

"He escrito y enviado artículos. Me he quedado en la cama, he trabajado. El día era hermoso. He tenido que trabajar mucho. Por la noche he empezado otr novelita "Extraño error". Huelga de correos, ni cartas, ni telegramas. No he podido dormir. Mi vida en Londres me parece muy lejana y semejante a un sueño. L.M. me ha hablado de cuando era niña."
Diario. Katherine Mansfield.

Despierto tarde, desayuno y me quedo en la cama. He conseguido pasar de la página 30de "El sonido y la furia", desde la 31 Faulkner me tiene atrapada. No escribo ni un correo. La niebla no ha levantado en todo el día. Misombra crujía en la oscuridad, olía a niebla.

"Padre fue hasta la puerta y nos volvió a mirar. Luego volvió la oscuridad y padre se quedó allí todo negro en la puerta y luego la puerta quedó a oscuras otra vez. Caddy me abrazó y yo los oía a todos, y a la oscuridad, y a algo que olía. Y luego vi las ventanas, donde los árboles hacían ruido. Luego la oscuridad empezó a convertirse en formas suaves y brillantes, como hace siempre, hasta cuando Caddy dice que he estado dormido."
El sonido y la furia. William Faulkner.

12.1.11



Otro día más sin ver el sol y van siete. La alegría de la mañana la pone la Bolsa que baila subyugada por la promesa de compra de deuda europea de China y Japón. ¿Qué harán ahora los gringos? China saca a paseo sus "perros" militares.
Otra mañana más, desde que el sábado la volví a escuchar en el Mundo Babel después de no sé cuantos años, canturreo la que era mi canción favorita cuando los besos eran una ficción del tamaño de las aventuras de la Nancy. ¿Quién habrá sido el capullo que me afanó el disco? Otro día más que escucho The only living boy in New York.

9.1.11

lectura sorpresa

Cumplí mi venganza. No arrasé las estanterías de Víctor Jara porque me faltaban monedas pero me hice con: El mago de Viena, de Sergio Pitol, La bestia del corazón, de Herta Müller, Yo mataré monstruos por ti, de Victor Balcells Matas. Éste último, la verdad lo compré por el título, que suena a declaración principesca de novela de caballerías y por la foto de la portada: ¿qué clase de tipo es éste que se planta como un musculitos de circo en la portada de un lindo librito cuadrado? Ya lo he terminado y han resultado todo un descubrimiento los relatos del señor Balcells. Me gustan estos relatos de personajes sin rostro y sin descripciones al uso, el desparpajo y tino de su palabrería. Me gusta la ingenuidad y ternura de algunos de ellos nada pasteles, con palabras crudas y atrevidas. Y me gusta que los relatos se desarrollen en Salamanca, que los personajes caminen, coman o maldigan en los espacios de esta ciudad. Ya está una un poco harta de que todo suceda en New York, Londres o París.
Mis favoritos: Cerco de un centro di gravitá permanente porque me recuerda a mi querido Carver -y todo lo que huela a Carver me pone- y porque a pesar del título no recuerda a Battiato, Primer amor, Primer beso, La continuidad de los peces, Por quién doblan las campanas, Pizarnik sobre todo por lo que no cuenta, Sing along to songs you don't know, La era del pingüino y, ¡cómo no!, Yo mataré monstruos y Quién me defenderá de tu belleza por el relato y porque ese verso de Buonarrotti me pierde.
Claro que hay algún momento que el señor Balcells “se pone estupendo” como cuando airea su bagaje cultural, pero me temo que es cosa de la edad, y seguro se le pasa. Muy recomendable el librito niños queridos.

“Alguien le hizo una pregunta [al pez]. Pero le palpitaban los oídos por el dolor. Se estremecía y caía hacia el fondo. ¿Qué has aprendido?, le habían preguntado, otro pez o un escarabajo, o un amigo.
Que lo más difícil para el pez es amar a su pescador, contestó mientras se hundía. Que todo dura una noche, meses apenas. Qué sólo se vuela hacia lo efímero. Que el otoño jamás cambia. Y tampoco el silencio.”
La continuidad de los peces en Yo mataré monstruos por ti.
Víctor Balcells Matas.
Editorial Delirio.

6.1.11

el día después


Limpié los botines con desvelo, dejé una copa del Peruchi en el balcón y me acosté antes del final del partido del BarÇa – Bilbao. Esta mañana todo seguía intacto, ni un sorbo..., los camellos y los Reyes han pasado de largo. ¿Será que me hado invisible? A misombra le han traído un libro de cuentos: “El gran inquisidor y otros cuentos” de Dostoievski. Lleva toda la mañana canturreando que no me lo presta. Así que mañana voy a Víctor Jara y arraso las estanterías. Nada de rebajas. Y que se fastidie.