17.4.11

domingo, desayuno y palmas

Pocos domingos de ramos he pasado a veinticinco grados, sol a espuertas y un vientecillo cálido en la sien. Cuando era pequeña siempre llovía. Me calaba y terminaba con los calcetines de perlé chorreando, o tenía un frío de castañetear gracias al vestidito ideado para ilusiones de buen tiempo. Un fastidio. En las calles de mi pueblo chocabas con las palmas que terminaban enredadas en las verjas de las ventanas. Por aquí se ven más ramitas de laurel que palmas, aunque esta mañana he visto unas cuantas, eso sí de tronío, más bien grandecitas y con lazo, grandiosas, como de pudientes catedralicios.

Con tanta criatura versada en túnicas de todos los colores sueltas por el centro, he tenido que huir -últimamente no soporto los curas y sus circunstancias- y desayunar en la cafetería del Casino con la balconada sobre el Tormes enterita para mí. El agua corre a zancadas bajo mis pies, su tintineo ahoga el redoble de los tambores piadosos. Las hojas de los álamos han crecido, casi puedo tocarlas, su verde naciente se resiste a declinar. El café acelera los sentidos y la prensa me despierta. Titular: Versace entre las ratas. La letra pequeña: Los niños de
“El Gallinero” se llaman: Armani, Napoleón, Aznar, Versace o Irlanda. Casi me caigo al río. Llamarle a un hijo o hija, no sé, Irlanda pase pero Aznar, así…, a secas; ¡fíjate!, me inclinaría más por Aznar – Gadafi de todos los Santos, suena como más de pila bautismal. Las ratas del Tormes todavía duermen y las cámaras de fotos arriban por poniente.

13.4.11

a vueltas con los vicios



Bistro. Edward Hopper



"Y entonces me puse a acariciar el cabello de una mujer desconocida como si fuéramos íntimas. La mujer se perdió bajo mi mano. Se consumía en aquel amor atado del que no quedaban más que dos hijos, el hedor del humo y una puerta descolgada. Y una mano desconocida en el pelo.


La mujer sollozaba, percibí cómo la bestia del su corazón saltaba de su vientre a mi mano. Correteaba de un lado a otro, como las caricias de mi mano, pero más deprisa."


La bestia del corazón. Herta Muller.


10.4.11

compro un verano

Que venga el verano ¡ya! No aguanto subir los sábados noche por la Gran Vía y tropezarme con las monadas todas vestiditas igual, con sus pantalones cortos y medias negras cubriendo las zancas. ¿Quién puso de moda este invento? ¿Imitan a Posh, a Lady Gaga o Carmen Lomana? A fashion victim me lo explique, mi calenturienta cabecita no da para tanto. Que los astros se confabulen, el universo se apiade de mí y las hogueras de San Juan se enciendan este sábado y nuestras princesas se quiten las medias ¡ya! Que llegue el verano, por dios.

3.4.11

una del tiempo

Calla no me cuentes nada. No dejas de parlotear. Chitón, que empieza el tiempo.


Son casi las 4 de la tarde o las 10 de la noche da igual. Misombra sale de su letargo y se pega a la televisión. Todo el invierno colgada del parte del tiempo de la Uno. Y seguimos. Indiferente al cesio volante por los tejados de Cáceres, al caso Faisán, o al Bye, bye love de Zapatero.

¿Sabes? Hoy han puesto un mapa híbrido. Han superpuesto uno del meteosat, normal y otro de temperaturas a miles de pies de altura, con manchas rojizas, amarilla, verdes y azules. Cuanto más rojos mas calor y lo azul más frío. Así explicaron por qué el viernes A Coruña tuvo 30 grados, y mañana tendrán 15 o 20 grados menos. Ayer pusieron un mapa de vientos que rolaban a noreste, explicaba la evolución de las altas presiones en giro hacia centroeuropa. Vehemente como si relatase su último romance me bombardeó con detalles del pronóstico para abril. “Eso sí, todo en porcentajes”, sentenció para terminar.


En definitiva, ¿guardo el abrigo o me someto a la tradición popular y hasta el 40 de mayo no me quito el sayo?, le pregunto.

¡Ah!, no sé. Esta atmósfera cambiante…Yo no soy la mujer del tiempo.

Que vuelva Mariano Medina con su mapa en blanco y negro y sus soles de quitar y poner. Cualquier día me pone a hacer fotos a los cumulonimbos de amanecida para enviar a la Uno. Lo veo en sus ojillos.