2.3.07

ya la campaña

A paso de marcha ligera, acompasado, como de reglamento de infatería, lord Amilivia, acompañado del presi de la Diputación, realizó el paseíllo hasta el escenario de un hotel de León dispuesto a deleitar al respetable cantando, con voz templada, de vicetiple, la "Canción de campaña y acompañamiento a Mario Amilivia", el pasodoble compuesto por los amigos de su peña -que le han montado un blog y todo-, y que será el himno de su campaña para la reelección como Alcalde de León. Chaquetilla de ajustada, de plata y azabache para un pasodoble con título de postín y letra de poca gracia, y escasa enjundia, eso sí muy pegadiza:

"Vaya equipo que tenemos
Qué futuros concejales
Con esto no hay nadie quien nos gane
No habrá nadie que te iguale

Amilivia, Amilivia tu serás
De nuevo alcalde
Por lo bien que te has portado
Con esta ciudad tan grande."

En fin, poco salero para un pavisoso, una oda al leonesismo chauvinista y al amilivianismo. Ahora sólo espero que mi Lanzarote siga los pasos de mi lord -por dios que no me defraude y que su jefe de comunicación se ponga a ello-, y se arranque con otro pasodoble más torero, arrollador, con más embestida de naturales y volapié, pitos y broncas, con música a lo "Paquito el Chocolatero", y letrilla de salero, más en la onda de La Parrala, a tono con la hondura de nuestro ínclito Alcalde:

Que sí, que sí, que sí, que sí,
que a la Parrala le gusta el vino.
Que no, que no, que no, que no,
ni el aguardiante ni el marrasquino.
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que si no bebe no pué cantar.
Que no, que no, que no, que no,
que sólo bebe para olvidar.


Aunque, ahora que se ha puesto el centro por montera, tal vez, nos sorprenda con algo más políticamente correcto y castizo, de nuestra idiosincrasia más profunda en plan:

El beso, el beso,
el beso en España
lo lleva la hembra
muy dentro del alma.
Le puede usted besar en la mano,
le puede dar un beso de hermano.
Y así, lo besará cuanto quiera,
pero un beso de amor
no se lo da a cualquiera.


Claro que no es fácil encontrar un Quiroga y un León a estas alturas del XXI.

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