13.7.05

visitas

La pequeña lolita se ha marchado pero ha llegado mi amigo S para el dancing de los Thievery Corporation —mucho ruido y pocas nueces y más de sitar como los TGU—, así que hemos pasado del jolgorio coquetón a la jauría gay-marujil. Entre medias Henri Salvador nos sumergió en un show de los cincuenta con telón de terciopelo, bromas, bailes, gags, simpatía y paroles; los del Teatre Lliure llenaron de tiros un bar kitsch repleto de Eduardos, Ricardos, nobles y Lady Anne.
Conclusiones sobre la actualidad teatral después de estas veladas:
Está de moda cantar “Ne me quitte pas” en el escenario, introducir flashes de absurdo en mayores o menores dosis y numeritos de cante y baile.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nena, yo no tengo jauría marujil que tengo todo bien cubierto y no me hace falta hielo.

Anónimo dijo...

Por descontado que usted lo tiene todo bien cubierto. Ni lo dudabamos.
Besos, querido.