18.7.06

un pastiche veraniego: homero – cortázar


Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles, maldita, que causó a los aqueos incontables dolores, precipitó al Hades muchas valientes vidas de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros desde que por primera vez se separaron tras haber reñido el Atrida, soberano de hombres, y Aquiles de la casta de Zeus.
Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el miedo herrumbra las áncoras.

-Viejo, que no te encuentre yo junto a las cóncavas naves, bien porque ahora te demores o porque vuelvas más tarde, no sea que no te socorran el cetro ni las ínfulas del dios.

Pues aquél, llegó a las veloces naves de los aqueos cargando de inmensos rescates para liberar a su hija, llevando en sus manos las ínfulas del flechador Apolo en lo alto del áureo cetro, y suplicaba a todos los aqueos.

-¿Qué más quiere, que más quiere?

-¡Oh Atridas y demás aqueos, de buenas grebas! Que los dioses, dueños de las olímpicas moradas, os concedan saquear la ciudad de Príamo y regresar bien a casa; a mi hija, por favor, liberádmela, y aceptad el rescate por piedad del flechador hijo de Zeus, de Apolo.

-No la pienso soltar; antes le va a sobrevenir la vejez en mi casa, en Argos, lejos de la patria, aplicándose al telar y compartiendo mi lecho. Mas vete, no me provoques y así podrás regresar sano y salvo.

Así habló, y el anciano sintió miedo y acató sus palabras. Cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. El tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

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