Un domingo de enero silencioso. Las puertas del balcón están abiertas y desde la calle llegan los gritos de un hombre alargado y enjuto, con patillas grises y tez morena.
—¡Zorra! Qué te piensas que no me entero... ¿Qué hacías por Bordadores? ¿A ver, qué hacías?
Un taconeo crepita sobre la acera. Una mujer morena brillante grita a los cuatro vientos.
—¿Y tú...? ¿Tú, que hacías por allí? ¿No trabajabas hoy? Pues en la calle no se trabaja, digo yo.
—No me has contestado, ¡zorra! ¿A ver..., qué hacías en esa calle?
(...)
Los tacones han dejado de sonar. Las voces se esconden tras el quiosco de la esquina. En el balcón, Elvis canta Suspicious minds.
"Estamos atrapados
pero no puedo irme
porque te amo demasiado, nena.
¿No ves
lo que me estás haciendo
por no creer una palabra de lo que digo?"
Emma B. Diario de una chica de provincias.
Muy pronto en tu kiosco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario