Cuando el viento del norte arrecia hasta dejarte la jeta como un cartón de huevos, cuando es un sábado de enero y los tacones hacen tiritar al empeine, la mejor solución es arrimarse a la butaca del cine y atiborrarse de romanticismo: "Expiación". (Algo parecido han pensado los otros doscientos que llenaban el cine, palomitas y coca-colas en ristre).
Mucho lujo inglés prebélico, mansión victoriana, smoking y vestido largo para la cena. Una guapísima y rica heredera, Cecilia, se rinde a los encantos del jardinero, hijo del ama de llaves -una variante de Lady Chatterley con un polvo rápido en la biblioteca de caoba, que marca el inicio de esta pasión-. Una hermanita celosa con cara de angelito y lengua de serpiente acusa al jardinero; mentira que tendrá nefastas consecuencias: la cárcel, la guerra y la muerte del guapísimo "prota", el ostracismo familiar de Cecilia, y, por supuesto, la separación y sufrimiento de la parejita de enamorados. Sí todo muy Goethe, pero un poco más frío, como la noche, y con menos lagrimones entre tanto sorbo de coca.
A la salida, los corazones estrujados van directos a la piltra, se lavan los dientes y sueñan con los angelitos.Mi sombra se sube a los taconazos, y plancha el corazoncito a golpe de Lepanto.
1 comentario:
Pues sí que tiene gustos caros tu sombra. Me gusta tu blog.
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