Es tradición en La Armada Española que "las borbones" amadrinen portaviones y corbetas; yo como no soy Borbón y, además, vivo en provincias, he de contentarme con algo más discretito, como las lindas palabritas en riesgo de extinción. Sin dudarlo, me he anotado a la convocatoria de escuela de escritores.com y me he hecho madrina de varios palabras juguetonas y evocadoras:
Monería: me lo decía mi abuelita, me lo decía mi mamá.
Trapisonda: porque me recuerda a los tebeos que leía de las hermanas Gilda, de Mortadelo y Filemón o de Rompetechos.
Repulgo: palabreja incluida en el refrán favorito de mi jefe: "no se va la manta por el repulgo".
Creo que con tres ahijadas ya tengo bastante, como diría mi amigo Isi ¡niña no seas avariciosa! No sé... como no tengo padrinos, ni "afillados" a los que dar la pascua, puedo permitirme otras dos más, tal vez.... uhmm! Ya sé, éstas dos pobres que la RAE ha propuesto para suprimir del diccionario por franco desuso:
Alfonsearse: burlarse de alguien en tono de chanza.
Atraquina: atracón.
¡Niño!, no te alfonsees de mis retortijones que estoy a punto de reventar después de la atraquina de percebes.
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